Le 15 août

Martes

Esto... espera, ah sí... mmmm... Eso que huele es el olor de la mierda que he hecho durante estas semanas en el trabajo, que empieza a salir a flote.

Porque hoy (cómo no, justo cuando me iba a ir), ha contactado conmigo Emma, una chica del departamento de calidad, para decirme que la corrección que hice en un problema de la semana pasada no ha sido desplegado en el stream del que proviene. Para que nos entendamos, modifiqué una cosa, y resulta que no se ha actualizado. FE-NÓ-ME-NO.

Así que he perdido el autobús, y tras preguntar a Charles, mi teamleader, lo hemos dejado para mañana, porque parece ser que él tampoco tenía mucho tiempo para estas cosillas.

Por otro lado, he quedado en que este sábado voy a ir a visitar el piso de un español que se va en octubre para ver si me interesa. El piso tiene pinta de estar bien, y de ser barato comparado con el mío, pero lo más seguro es que deje pasar la oportunidad. Primero, porque como todavía no tengo nada seguro, no puedo andar con cambios precipitados. Segundo, porque conllevaría otros gastos colaterales como el pago de la agencia y de la fianza. Y tercero, porque aún sigo esperando conseguir compartir piso con alguien.

Pero bueno, lo dicho. Iré allí a ver cómo está para comparar con el mío, e intentar descifrar por qué la diferencia de precio, y para tener una referencia. E incluso puede ser que me enamore del piso, quién sabe...

Miércoles

Bueno, esta entrada va a quedar muy escatológica, pero es lo que tiene tener una semana de mierda. El caso es que parece que no solo mi mierda es la que huele por aquí. Alguien acaba de ir al baño que está justo al lado de donde estoy colocado durante esta semana, y madre mía.

Aunque llevo desde hace más de 15 años sin producir desechos en lugares públicos, si alguna vez tengo alguna emergencia emergente, procuraré ir al último edificio de la empresa...

¡Hoy vuelve a jugar la selección! Y también juegan "Les Bleus", que será el partido que tenga que ver hoy... Veremos si están ya calmados...

Jueves


Esta mañana me han fijado unas cosas que tengo que hacer para mañana, y ya me está entrando el nerviosismo porque no me va a dar tiempo. Primero, porque la plataforma que tengo que probar nunca está disponible, y segundo, porque me tiro horas con cada test, y resulta que tengo que pasar unos 20, así que todo va de puta pena.

Por otra parte, hoy estoy más moñón que de costumbre. Y creo que es porque no puedo hablar con mis papas todos los días por internet. Parece que no ayuda, porque cuando lo tengo no lo valoro tanto, pero después de haber estado con ellos durante el fin de semana pasado, ahora los echo más de menos que nunca. De hecho son las 12 y estoy deseando darles un toque para que me llamen, pero voy a intentar aguantar.

Por otro lado, ayer estuve con un español de aquí tomando algo. Blas es un tipo que se nota que ha tenido experiencia en estas cosas de trabajar fuera, pero tiene muchas de las dudas que tengo yo, solo que yo me preocupo más por ellas. Aunque esto parece que le encanta, tengo la sensación de que tiene muchos momentos de inestabilidad que le hacen tomar decisiones en muy poco tiempo y algo precipitadas. Es decir, tiene la inestabilidad que yo tengo, pero además tiene espontaneidad para hacer las cosas cuando le surge algo.

Estuvimos hablando de que él se va a mudar y que quizá a mí me interesaría compartir piso, así que ya veremos cómo va el negocio. De hecho, el sábado quizá me de una vuelta con él para mirar el mercado inmobiliario.

Y lo último es que acabo de ver a mi teamleader jugando a las magic en una meeting-room. El frikismo parece que llega a todos los sitios...

Ya es por la noche, y esta tarde he hecho una de esas meteduras de pata que permanecerá por mucho tiempo en mi lista TOP 10 de CAGADAS. La situación es la siguiente. El español que se va a ir y que me quiere enseñar el piso, Lucas, me habla por el chat privado de la empresa para quedar este fin de semana y que lo vea. Fenómeno, le pido la dirección y me dice la calle y el número. Perfecto. Claro, a los dos minutos me doy cuenta de que no tengo el piso, y se lo pregunto. Por cierto, no lo he dicho, pero Lucas se apellida Bobo. Esta es la respuesta que me da a lo del piso:

- Mi apellido es Bobo.
Me quedo así un poco extrañado, suponiendo que lo que me quiere decir es que se le había olvidado decírmelo, y que está intentando hacer una gracia con su nombre. Después de pensarlo, le respondo, textualmente:

- Jajajajaja, todos tenemos cosas así.

No sé por qué lo hice, pero tampoco iba a intentar consolarle. Total, que pasaron 5 minutos y el tío no me decía el piso, con lo que se lo volví a preguntar. Y entonces me dice:

- No, si lo de mi apellido es porque en el portal aparece el apellido y no el piso. Mi apellido me encanta, hace que se acuerden de mí.

ZAS, EN TODA LA BOCA. La tierra no quiso tragarme del asco que daba en ese momento. De hecho, ahora mismo estoy sonriendo, pero realmente no sé qué voy a hacer cuando le vea la próxima vez. Debe pensar que soy un cabronazo de mucho cuidado...


Domingo

Ya se ha pasado otra semana, la primera realmente estresante en el trabajo. El jueves por la tarde y todo el viernes lo pasé trabajando, intentando acabar mis tests. Pero con todo eso, el número de tests sólo bajaba cada vez que me quitaban unos cuantos, porque los que había hecho tenía que rehacerlos por habérseme pasado alguna cosa. Pero bueno, al final lo acabé, o más bien, lo dejé por acabado.

El sábado llovió bastante por aquí, tanto que suspendieron el partido del Mónaco en la Ligue 1, así que al final no salí de casa para nada y estuve viendo unas películas en casa.

Lo único reseñable es que ayer, al hacer las patatas fritas me quemé tres dedicos de la mano. Alguno está peor que otro, pero creo que no es nada, aunque tengo unas bonitas ampollas y ayer me asusté bastante. A nadie más que a mí se le ocurre meter las patatas cuando ve salir humo de la olla, porque se me habría quemado el aceite. Claro, hubo fiesta entre las patatas, el aceite, el humo y mis dedicos.

Y hoy, he decidido tomar la decisión más importante de mi vida hasta ahora. Aunque creo que es la primera vez que la menciono, llevo mucho tiempo meditándola, pero lo contaré un poco más calmado cuando llegue el momento.

Además, he ido a ver el piso del español que se va a ir a finales de septiembre. Lo que es el piso, quizá me guste un poco más el mío, pero objetivamente, el suyo está mejor situado, tiene mejores vistas, está mejor equipado, y es más barato. Todavía no sé por qué me gusta más el mío. Eso sí, la relación calidad/precio es insultántemente mejor en el suyo.

Y poco más, esta tarde he quedado un rato para charlar con él porque se le ve un tipo majete y directo, así que a ver qué se cuenta.

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