Paciencia

Aquí en el trabajo, normalmente como con el francés de mi equipo, Renan. Es un tipo que tiene bastantes inquietudes parecidas a las mías. Por ejemplo, él va a marcharse del trabajo un mes más tarde que yo, aunque lleva aquí año y medio y se va por motivos diferentes.

El caso es que durante la comida, el día después de decirles que me iba, no dejaba de reír a la vez que me decía que había sido muy rápido en irme. Después de un rato, me dijo que nuestra generación (aunque he de decir que él tiene más de 30, vamos a quedarnos en la misma) no tiene paciencia para nada, comparado con la generación de nuestros padres. Y durante una pausa mientras saboreaba mis espaguetis traídos de casa, me puse a pensar.

Mi teoría es que nosotros crecimos en la generación audiovisual, mientras que mis padres crecieron en la generación de los libros, y más allá en la generación de vivir únicamente la propia vida.

Cuando uno vive su propia vida, ejercita la paciencia de esperar a que los cambios lleguen, porque no tiene una percepción de la velocidad de los cambios que pueden suceder, sino solo de los que le han sucedido. Es por eso que la gente sabía lo que tenía que hacer: trabajar, y raramente intentaba soñar con algo más, ya que no conocía otros casos exitosos en lo mismo (aunque fuesen inventados).

En la generación de los libros, ya se empezaba a leer cómo la gente era capaz de mejorar, salir de un sitio, para intentar crecer en otro. Pero había que dedicar en torno a una o dos semanas como poco para terminar la historia. Tenías que tener paciencia, pero mejorarías. La gente deja de trabajar en el campo para ir a la ciudad, buscando algo mejor, pero a nadie se le ocurría lograr su sueño en un par de años.

Ahora, en la generación audiovisual, hemos crecido viendo cómo cualquier persona de una serie o película se convierte en la más importante del mundo en hora y media. Vemos cómo, cuando antes un jugador de fútbol tenía 23 años y debutaba en primera división era un crack, mientras que ahora si con 18 años no has sido convocado con el primer equipo te has quedado estancado. Parece un plus extraordinario cuando se habla de "joven empresario", "joven ingeniero"...

Todos hemos perdido la paciencia. Si no conseguimos algo en dos días, no merece la pena. Si en 6 meses estamos igual que antes, nos hemos estancado. Si no conseguimos alcanzar la cima, hemos fracasado. Es la época que nos ha tocado vivir.

Aunque ahora que estoy escribiendo, me viene a la cabeza saber qué fue antes, si el huevo o la gallina...

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