NOTA: La fecha de junio es correcta, intentaré actualizar lo antes posible para ponerme al día.El miércoles 16 de junio me mudé al apartamento, y allí procedimos a hacer el “État des Lieux” (resumen de cómo estaba toda la casa), junto con el inventario de lo que había en el piso, y el contrato. En principio el contrato es por 1 año, pudiendo ser roto por mi parte avisando el mes anterior. Me entregaron las llaves, excepto la del buzón, y quedamos en que me llamarían para que un fontanero viniera a hacer sus cosillas con las tuberías para que pudiera instalar una lavadora. Guardé todas las cosas inútiles que había por la casa, y procedí a lavar lo imprescindible, es decir, un plato de cada tipo, un vaso, y un juego de cubiertos.
Una vez que estuve en casa fui descubriendo otros errores que les fui comentando a los de la inmobiliaria. Eso sí, aunque les llamaba todos los días para comentarles eso, lo de la lavadora, y lo de la llave, y siempre me decían que me llamarían por la tarde para hablar, nunca lo hicieron. Siempre era yo el que llamaba, y me estaba costando una pasta la gracia...
Respecto a mi llegada a la empresa en la que trabajo, que vamos a llamar por ejemplo, Taca, fue bastante accidentada. Primero, situémonos, yo soy un empleado de una empresa, a la que llamaremos Espec, haciendo una misión en Taca. En Taca esto es muy común, y somos muchos consultores de distintas compañías (entre las que está Espec) trabajando junto con otros empleados que pertenecen directamente a Taca. Es un poco lioso, pero ya se entenderá.
El caso es que teniendo en cuenta que yo llegué aquí un domingo 13, pensando en que quizá podría empezar el 14 a trabajar, y que como muy tarde empezaría el 21, cuando recibí la llamada el viernes 18 diciéndome que teníamos que retrasar mi entrada una semana más, hasta el 28, se me vino el mundo encima. Iba a estar aquí 15 días sin hacer absolutamente nada, sin comunicación, y solo viendo el mundial. Porque lo único que podía hacer era estar por la mañana en el supermercado, y por las tardes viendo la tele... Unos días vacíos, podríamos decir...
Ya me puse serio y le dije que tenía que pagar el piso, y que si no trabajaba, no cobraba, y que si no cobraba, no podría pagar. Al parecer eso ya les despertó, porque el lunes me llamaron otra vez diciendo que podía empezar el miércoles.
Pues el miércoles me presenté en Taca junto a mi contacto de Espec, como un auténtico novato, bien vestido, pero sin trajear (y menos mal), y descubrí al llegar que mi jefe más cercano (mi “team-leader” o líder de equipo), estaba de vacaciones hasta el lunes... ¡¡Surprise!!
Otro miembro del equipo, Barney, que de hecho iba a pasar a ser el team-leader de un nuevo equipo que se escindía del nuestro, empezó a presentarme a todo el mundo de la planta, de la empresa, de la ciudad, o del país, no puedo asegurarlo. Solo recuerdo dar la mano a unas 30 personas mientras iba pasando de una oficina a otra, cogiendo nombres con una oreja, a la vez que los tiraba a la basura con la otra. Bastante malo soy para los nombres, como para encima tener que recordarlos en francés, inglés, indio, iraní, italiano... Tan convencido estaba de que no iba a recordar ninguno, que decidí hacer de robot aprieta-manos, tanto que cuando me presentaron a una chica española que está trabajando allí, no me di cuenta de que el nombre era español hasta unos 15 minutos después...
Barney es un tipo peculiar. Es inglés, y está trabajando en Francia. Realmente, me resulta muy difícil el hecho de pensar en ingleses que trabajan en países de habla no inglesa, pero quizá es que no he visto mundo todavía. Barney es rubio, delgado, joven, y si le veo por la calle diría que es un chico de 16 años que va a la discoteca light con la ropa del Bershka. Pero ahí está, con un par, como team-leader. Parece majete, aunque estoy seguro de que tiene el carácter necesario para no casarse con nadie.
Volviendo a las presentaciones, la situación posterior fue bastante peculiar. No hay espacio en la oficina en la que está mi equipo, y ni siquiera en el mismo edificio, así que mi ordenador está en otro edificio, que está a unos 15 minutos. Sí, como lo oyen.
Me dirigí allí junto a un miembro del equipo que tenía que ir para allá, y resulta que... no había ordenador para Félix... Perfecto, así que vuelta al mismo sitio. Finalmente, me quedé usando un portátil en el lugar de mi team-leader, haciendo el monguis con documentos y poco más.
Después me fui a comer con dos miembros de mi equipo y sus colegas. Flavio, un italiano y Renan, un francés. Para mi sorpresa, no fuimos al restaurante de la empresa, sino a un restaurante italiano que había en Garbejaire, a unos 3 minutos en coche. Cuando vi que tenía que pagar 15 euros por un plato de pasta, no me quedó otra que preguntarles... ¿oye, esto es así todos los días? Con su dubitativo y extrañado
no, me quedé no muy tranquilo que digamos...
Y ahí se acabaron las cosas interesantes del día. El primer día de curro en mi vida, había pasado.